Materias

Cotidianas

Poesía de

Rafael Pavón Reina

Versos para empezar...

Me reconozco

en esa costumbre tuya

de soñar despierta,

en la luz de otoño

que refleja tu mirada,

en las texturas

que pueblan tu piel

de horizontes nuevos.

Me asombro en los aires

que recorren tus manos,

en las raíces

que alumbran tu voz,

en las transparencias

que te anuncian

ternura cotidiana.

Me entrego en cada verso

que navega hacia tus labios,

en cada razón de la belleza

que está por venir,

en cada constelación

que hace memoria de las palabras

que recogen nuestra esencia.

Escrita en sal

quedó tu ternura,

las texturas de tu voz,

cada razón antigua

que perfiló tus huellas.

Aunque no pueda

tocar tu mirada

la repetirán mis manos,

entre sus mimbres

la acunaré hasta expandirla,

hasta volverla horizonte

que nos haga comprender

que serás porque ya eres

en el compás del viento,

en las constelaciones

sobre la cal de la memoria,

en el rito de forjar tu nombre

tras los espejos cotidianos.

Anidan tus palabras en mi voz,

permanecen en mi regazo

hasta volverse ternuras,

se modelan en mis manos

para reconocerse esencia.

Mis versos recorren tu cintura,

transparentan mi alma sobre tu piel,

se amansan en sus perfiles

fundiendo luz y deseo,

hambre y compás,

belleza y salvación.

Enraízo la mirada

en los postigos de tu aliento,

me hago silencio en la madera que te habita,

retorno cada día a los aromas

que anuncian tu presencia redentora,

a los senderos donde resucitas mi nombre

y lo conviertes en cadencia sagrada

y milagro cotidiano.

Desandar lo aprendido

hasta reconocerme silencio,

deshacer la luz

para volverme espuma,

creer que en los perfiles de tu nombre

se suceden las mareas,

que en la cadencia de tus manos

renace mi deseo.

Habitar en las certezas

que recorren tu vientre,

en los caminos

que transparenta la memoria,

en los espejos

que toman forma en mi voz.

Eres la segunda persona del verbo,

la raíz de mi hermosura,

la razón última y también la primera,

cada gesto de Vida

que desborda y se hace memoria.

Eres la luz en los jazmines

y el terciopelo de la tarde,

la transparencia del deseo,

la cadencia que a mis sueños da forma

hasta convertir su aliento en palabras,

la ternura que sin romperse

en los espejos cotidianos se refleja.

Eres el tiempo que acompasa mi voz,

los senderos del aire

que inundan de pureza mis manos,

el camino que los milagros recorren

hasta sentirse tierra fértil,

el vientre donde cada mañana resucito

para volverme hambre, compás y esencia.

Toma de mis manos

el mapa de mis sueños,

la geografía de la luz

que me inunda el pecho de aire

y me colma de esencias,

el sabor a consuelo

de palabras que espantan soledades.

Toma de mis manos

la certeza de saberme siempre en la frontera,

la búsqueda de una mirada limpia de vacíos,

la ternura que reviste de belleza cada gesto.

Toma de mis manos

la liturgia cotidiana de echar raíces

en el perfil de la esperanza,

en la pequeñez de cada verso,

en los tiempos marcados

por una Vida desnuda de artificios.

Desnudar de palabras el espejo,

tejer las hebras que quedaron,

repetir cada verbo aprendido

para forjar mi voz en la piel de la ciudad.

Renunciar al vacío de los días,

fundir los ritos que nos nombran,

detener el tiempo en la mirada

para que mis versos sean sus manos.

Alumbrar la belleza que estremece,

rehacer las fronteras del camino,

convertir cada encrucijada en retablo de ternuras

para sembrar de raíces la memoria,

para fundir el gesto y su esencia,

para tallar cada huella con reflejos de esperanza.

La luz juega en los espejos,

se vuelve transparencia de ternuras,

perfila la belleza para soñarse esencia.

Brota en la madera al quebrarse,

se hace palabra para nombrarse razón antigua,

resucita en la tarde sorprendida en un reflejo,

en la mirada traspasada de dulzura,

en el silencio acompasado a la Vida,

en las texturas que renacen de las sombras.

La luz navega en la brisa

que deslumbra en los espejos,

se vuelve cadencia de memoria,

modela cada verbo aprendido

hasta reconocerlo cotidiano.

Si pudiera atravesar el silencio

te entregaría mis manos,

mis palabras recorrerían tu piel

descubriendo cada suavidad,

cada deseo oculto en tus formas.

Si pudiera atravesar el silencio

y hacerme tuyo,

olvidaría cada sonido

para reconocerlo en tus labios,

cerraría los ojos

para mecerme en tu aliento.

¡Ay si pudiera!,

te buscaría de mil maneras distintas,

siempre cambiantes:

en el agua para hacerte agua,

en la tierra para hacerte tierra,

aire en el aire,

fuego en el fuego.

Sólo si pudiera

sabría dónde tu ternura,

dónde tus razones,

dónde tu verdad y tus sueños,

dónde, ay dónde...

El viento hunde su reflejo

en la morada del agua,

la cal se vuelve trigo

y el trigo temblor

que recorre las sombras,

los verbos se agolpan

para hacerse labios

entre las piernas del deseo:

texturas de mimbre

en el vendaval que me quiebra

y me convierte en grito,

en hambre dolorida

por los sueños habitados en soledad.

¿Quién creó tus formas?,

¿acaso fue mi amor entre líneas?,

¿fue tu silencio que se hizo razón o espejismo?

Sólo existe un tiempo,

sólo una raíz,

sólo una esencia que respira pureza,

luz deslumbrante,

caminos que –duele rozar sus sonidos-

no sabrás recorrer nunca.

Me gusta hacerte reír,

sentir como de pronto nada existe salvo tu risa,

descubrirte en la ternura que te envuelve

cuando entre mis dedos

nada en el mundo existe salvo tu risa...

Entonces me dejo llevar por mis manos

y por el deseo de acariciarte,

de abrazar tu espalda como si fueras pequeña

para contarte al oído esas historias

que iluminan tu mirada

y te ayudan a reivindicar la Vida,

para hablarte de mis sueños y repetir despacio

que eres linda como un horizonte limpio,

como un horizonte limpio e inmenso,

que eres linda como escuchar el mar desde lejos,

linda como sentir su presencia

por la sal que te deja en la piel y en los labios.

El olor de la infancia,

un mapa del universo grabado en tu piel,

resucitar con tu rostro de alheña en las manos,

recoge mi esperanza y aférrate a ella,

si logro sobrevivir me dejaré conquistar,

la luz sobre los árboles eres tú cuando ríes.

LOS TIEMPOS DEL AGUA

I.- SALA DE LA JUSTICIA

Te sueño dulce entre mis brazos

como el agua que se desliza,

que se derrama suave hacia la alberca.

Inundado de sombras y de luces

tu cuerpo está desnudo junto al mío.

Ay, a tu lado he conocido la gloria

con sólo acariciarte con la yema de mis dedos.

¡Qué ansia de verdades pequeñas!

Nuestras Vidas rebosan hermosura

cuando se confunden tu piel y mi piel

como el aceite virgen

y el fondo de las tinajas.

II.- PALACIO DEL REY AL-MU´TAMID

Tu alma huele a bosque cerrado,

a intimidad virgen y hermosa.

Eres la bienaventurada de mis sueños.

Mi deseo te ve en nuestro paraíso

con un firmamento de azulejos de cristal

inundando las paredes.

Allí tú, enredada en los encajes y las cortinas,

me mirabas desde un ventanal

de transparencias blancas y azules.

Algunas fotografías...

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